sábado, 16 de abril de 2011

De un medicucho en Ourense.

Algunos conoceréis a un buen amigo mío del Chami (colegio mayor de Madrid), otros no. Siempre le hemos llamado Carlos o, ante la duda, Carlos Martínez, Carlos Medicina (por la carrera que estudiaba y terminó valientemente), Carlitos, etc.

Hoy, de repente, sin previo aviso, en uno de los mails que acostumbramos a escribirnos me ha mandado esto. Lo firmaba un tal Charly Bauberry, médico trabajando en Ourense.

Besos y abrazos familia.

Lucas.

¡¡Hola Miguel!!

Como ves siempre ando escribiendo un poco tarde, parece que algunos nunca terminamos de cambiar. Hoy andaba escribiéndome con El Lucas y casi sin darme cuenta me has dado una palmada en la espalda, has sonreído de oreja oreja, me lo has dicho y lo he visto claro.

Me ha venido a mente el recuerdo de la primera vez que te vi. Creo que fue en Alicante, no en Madrid. En un encuentro, al verme empezaste a reírte con Fede. Yo pensé que era una de esas eternas risitas y bromas de los chic@s de donyet. Al final fue el Lucas y Such los que me dijeron que me habías bautizado. Si si, como lo oyes, siempre han sido un poco soplones. “Charly Bauberry”, la verdad es que nunca me quedó claro el por qué, pero ahí quedó el mote.

Pues bien, resulta que hoy, a última hora, me tocó escribir una receta de esas de matasanos de las que de verdad importan. Y entonces fue cuando me diste la palmadita en la espalda, me echaste la sonrisa y me soltaste:

-Venga Bauberry, que esta es de las que de verdad importan- me dijiste.

-Pues tienes razón Blake, está es de las de verdad y se merece algo de lo bueno- te respondí.

Así que mandé cualquier analgésico y lo más importante, una sonrisa diaria. Firmado “Charly Bauberry

Con lo que desde hoy puedes hacerte co-responsable de todas las recetas que mande de verdad. Las de sonrisas, abrazos, besos, bueno rollo y todo eso.

Un abrazo Blake y gracias por inspirarme en lo que de verdad importa.

Charly Bauberry.

lunes, 11 de abril de 2011

Un disparate, como otros tantos muchos...





FEDE: tio, hacemos algo no?

BLAKE: algo disparatado?

FEDE: si, pero que?

BLAKE: vamos mañana a las Lagunas de Ruidera!!!

FEDE: al lio!


Y asi nos fuimos al dia siguiente los dos, con el coloradito a las Lagunas de Ruidera, a acampar alli, de viaje disparatado e improvisado. El coloradito llego, a punto de explotar a su destino. Por el camino, casi nos quedamos sin gasolina, porque el empa del Blake no se dio cuenta, porque no hacia mas que liarse tabacazos de liar mientras conducia, cosa que muy pocos malabaristas pueden hacer.

Nada mas llegar al pueblo que esta junto a las lagunas, coincidio que eran las fiestas. Asi que los dos, caamelitos, nos vimos envueltos en la fiesta de la espuma, en la plaza del pueblo, con toda la gente haciendo bailes, trenecitos, y otras movidas varias. El vino corria por doquier... y manguerazos de espuma a tutti plein.


Nos gozamos una acampada en el camping de las lagunas. Bueno, eso de gozar es discutible. Alguien puede gozar los cuescos del Blake por las mañanas dentro de una tienda de campaña? Pero fue paz. Paseos, baños en las lagunas, saltos... Cada vez que el blake saltaba de bomba, desde lo alto, parecia que se iba a vaciar la laguna.


A la vuelta, hicimos la parada de rigor, en los charcos de sal de Monovar...


Asi que comparto este recuerdo de sobredosis de paz.... y de viaje disparatado.

Aunque hoy recibi unas fotos quizas más disparatadas, de un personaje llamado Lucas Locus, en su reciente viaje por India... cacho malo mercancia, no?


Pura vida!


viernes, 8 de abril de 2011