viernes, 27 de enero de 2023

Tas to viejo!

 

Hola Miguel, ¿Cómo va la otra vida?

Espero que la estés exprimiendo tanto como exprimiste la normal. Por aquí todo sigue tan tranquilo o loco como siempre.

Pero hoy, en tu cumple, no voy a escribirte sobre la situación sociopolítica mundial porque nunca nos ha hecho falta hablar de esas cosas porque, eso se lo dejábamos a las charlas con los amigos. Tampoco te voy a hablar de tus amigos, que seguro que les estás vigilando como buen abuelo que eres desde allí arriba y vas viendo como la tribu KLS crece con muchos pequeñajos, que casi parecéis la tribu Kikos. No sé si tú hubieses procreado tanto como ellos o seguirías siendo una eterna alma libre como eres ahora. No son pocas las veces que imagino a Maia jugando con las posibles primas o primos que hubiesen podido ser pero nunca fueron.

Tampoco quiero aprovechar tu aniversario para hablarte de esa sobrina tan maravillosa y especial que tienes, con la que ambos hubieseis flipado riendo y aprendiendo juntos. En lugar de eso la pobre tiene que consolar a un padre que rompe a llorar cada vez que te ve asomarte por la esquina de alguna película, canción, texto o amanecer. Y lo hace muy bien. Una lástima que no pueda venir hoy a tu cumpleaños. Quien sí que vienen son el super tob y familia y el Maca. Y tu nueva crazycuñada, con la que te lo pasarías chachi metiéndote conmigo como hacías con Carla. Te hubiese encantado conocer a Sacri y ella sabe que os hubieseis llevado geniel.

Pero tampoco te voy a hablar de ella. Hoy quiero centrarme en los otros asistentes tu cumple. Los que nunca fallan. Mamis y Papis. Papis y Mamis. Los que siempre están. Porque hoy siguen siendo el mejor regalo que nos ha dado la vida. Y eso que la vida nos la regalaron ellos. Ahí están los dos, duros como el acero. Aguantando todo. Son como una roca del cabo, que oleada tras oleada resisten cualquier temporal. Día tras día. Y claro, se van erosionando, es inevitable. Pero a cambio el tiempo les va poniendo conchas para que sigan igual de fuertes ante las adversidades. Y como las piedras de la roca, su dureza y constancia, sirve de resguardo para diversos bichitos de esos que te gustan. Porque siguen siendo igual de bondadosos y solidarios como eran, siempre ayudando a los demás. Incluso yo diría que más. Que desde tu marcha ambos son todavía más sensibles. Bueno, Mamá ya lo era mucho. Pero Papá, desde que se quitó el estrés del trabajo está mucho más calmado. Mamá, en cambio, ahora es jefaza y, aunque nos llena de orgullo porque era lo que se merece y no lo pudo ser antes por nuestra culpa,  las grandes responsabilidades siempre alteran… y bueno, dan complicaciones que no te voy a contar para no preocuparte. Porque total, sabes (sabemos) que todas las vamos a superar. Así que para que contarte cosas que no te hagan reír.

Y eso es lo que vamos a hacer dentro de un rato, reírnos a tu salud en tu cumpleaños. Ya pasas de los 40, ahora sí que te podrían llamar con razón abuelo. Para mi siempre serás ese hermano con el que “ahora me quieres pero luego me pegas”. Pero siempre nos queríamos. Y siempre te querré, aunque la ostia más grande al final me la pegaste tú y nunca creo que deje de dolerme. Ni quiero que deje de hacerlo porque es lo más intenso que me queda de ti.

Un abrazo y un calmante en el hombro.

Te quiero.