viernes, 13 de febrero de 2009

+ d -

Sería mentira decir que todo vuelve a la normalidad.

Anabel y yo hemos vuelto al trabajo. Para mejorar la espalda, hoy he empezado a hacer natación. Vuelvo a retomar el doctorado, por enésima vez. Incluso ayer jugué al guitar hero un ratillo (gracias de nuevo Mathius, ven a jugar cuando quieras)…

Pero hoy te echo más de menos que nunca. Parece lógico. Cada día que pasa es un día más sin ti. Y a más días sin comer, más hambre. Y eso es lo que tengo, hambre de ti. Hambre de tus barbas, que me las comería a besos. Apetito de calmante en el hombro y vacile en la cara mientras te despierto para que vengas a comer. Antojo de popopó aderezado de tásquesí y alomejoryei.

Joder Miguel, uno intenta hacer como que no pasa nada, con la sonrisa por toda explicación y cientos de frases hechas a modo de slogan. Y nada, hoy te echo de menos más que nunca.

“Hay que mirar para delante”. Sí, pero la mirada ya no es la misma. ¿Cómo lo va a ser? Hasta hace unos meses nos considerábamos personas afortunadas, muy afortunadas. ¿Y ahora qué nos podemos considerar? Reflejábamos la sonrisa que la vida nos estaba ofreciendo… ¿Y ahora que tenemos que reflejar? Y aunque intento evitarlo, lo único que puedo reflejar es tu ausencia. Y hoy lo hago porque te echo tanto de menos que me es imposible esconderlo.

Y lo siento. Siento cambiar la sonrisa y la broma por la amarga verdad. Siento la tristeza que esto pueda generar. Pero, desde luego, lo que no debe crear es preocupación. Tranquil@, estoy bien. Don’t worry, be Blake. Echarte de menos es una de las pocas cosas que ahora puedo hacer contigo, y hoy lo estamos haciendo a lo grande.

Quizá sea porque hace tiempo que no encuentro tus pequeños guiños, o que no me he preocupado por buscarlos. Quizá sea porque el tiempo pasa y no acabo de entender nada de nada, si es que hay algo que entender. O cien mil quizás más, que todos llevan a la misma conclusión: hoy, más que nunca, te echo de menos.

Espero que tú lo puedas sentir y que, al notarlo, me recuerdes, aunque sea un poquito. Te acuerdes de tu hermano el que te echaba broncas, el que te quiere a rabiar, el que siempre se ha considerado el esbozo de la gran obra que tú eres, el que cuando te ha ayudado ha sido muy feliz por hacerlo, el que se reía contigo a carcajadas con una simple palabra, el que a la mínima ocasión siempre ha hablado de ti con auténtico orgullo, aunque hoy lo haga para gritarte que te añoro.

Miguel, te quiero. Pásalo bien y ten cuidado.

Haznos algún guiño de vez en cuando.


P.D.:Un besazo, un vacile y un calmante. Y no tiene porque ser en ese orden. Como cuando me decías hace años “ahora me quiere y luego me pega, ahora me pega y luego me quiere”.
Ahora te quiero y luego… también.


4 comentarios:

  1. ¡¡Qué poquito has tardado en hacerme el guiño!!
    Al terminar de escribir, me he acordado de una amiga que vive en New York y de que la tenía que escribir. Y mientras la escribía, ¡¡ella me ha escrito!! Y hemos recibido los mails a la vez y los dos hemos flipado (y yo, además alegrado el doble).
    Con esto me quieres decir que cuando te acuerdas de alguien, él también se acuerda de ti. Y que te acuerdas de mi.
    ¡¡Muchas gracias y otro beso!!!
    ¡¡¡Te quiero!!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Gracias David, qué gusto leerte tan transparente! Aquí seguimos, tratando de reaprender a vivir. Qué os vaya bien en esa vuelta al trabajo, y ánimo con esa espalda, constancia. Acuérdate de que Román está dando clases de Yoga... Un abrazo. Lucas.

    ResponderEliminar
  3. Con esto me quieres decir que cuando te acuerdas de alguien, él también se acuerda de ti.

    Pues tiene que estar hasta la polla!!!!


    po po po pooooooooooo

    por tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

    un beso David y otro pa´ti Anabel...y otro pa' ti y tal, y tal...

    cuando te vea te dare unos calmantes para nuestro bienestar.

    ResponderEliminar
  4. Gracias David.

    Mil besos

    Edurne.

    ResponderEliminar