jueves, 30 de abril de 2009

La última foto


Sin duda, esta es la foto que más me duele mirar. Más que cualquiera en la que mi hermano sonríe. Más que cualquiera en la que abraza a mis padres. Incluso más que las escasas fotos en las que aparecemos juntos.
Es la última imagen que Miguel captó con su cámara.

Y aunque duele, es ante la que más tiempo he pasado. Imaginando que si hubiese ido a visitarle, al menos uno de los dos aparecería en ella. O creando mentalmente la escena en la que, ya en casa, Miguel nos explicaba lo impresionante que fue esa escalada y el susto que se llevó al resbalar y casi caer.

Ante ella, casi en trance, pienso en mil cosas. Con los ojos como platos, pero siempre brillantes por ese dolor condensado en lágrimas que se resisten a resbalar, aunque no siempre lo consiguen. Y quizá esa visión vidriosa es la que me ha impedido ver más allá de la nieve y el peligro. Hasta ahora.

Ahora lo veo claro. Veo una blanca ascensión hacia un cielo tan limpio y perfecto que de idílico parece artificial, aunque quizá sea el más real que haya visto nunca. Una subida desde la dureza de la roca, de la tierra, hacia la suavidad de las nubes. Una metáfora que Miguel, voluntariamente o no, plasmó magistralmente en su último clic.

Todos sabemos que mi hermano no era muy dado a hacer fotografías. Siempre ha preferido disfrutar del momento. Pero, de cualquier forma, por cualquier razón, si Miguel lanzó esta foto, es porque quería que la viésemos.

Y ahora, en su nombre, os la enseño.

Sólo espero que Miguel, algún día, nos la pueda explicar como a él le gustaría.

2 comentarios: