sábado, 7 de marzo de 2009

Crónicas de Volkam

“El reino de Volkam se ha oscurecido bajo el mandato de Ailanthus el Altísimo, un terrible tirano que se ha hecho con el poder del continente. Sus ejércitos, conocidos como los Shaumar (los Imparables), se extienden por el territorio pacífico de Volkam como una plaga. El Altísimo goza del poder supremo y se regocija en su trono por la destrucción del reino.

Pero, entre los habitantes de Volkam, aún hay muchos que resisten. Entre ellos, ocho compañeros que destacan en el bando de la Resistencia por su coraje y su valía en la batalla contra el Altísimo. Vienen de distintos lugares del continente para prestarse como voluntarios para la causa común, que puede salvar las hermosas tierras de su hogar.

Tú sabes bien, Miguel, quién es ese Ailanthus, ¿a que sí?

Imagino que recuerdas este intento de historia que surgió aquel verano de 2005, en el que participamos en la erradicación del ailanto como parte del voluntariado VOLCAM de Banyeres de Mariola. Tú eres uno de esos compañeros, como bien sabes. Eres Enguil, el amable y apacible juglar ^_^

(Espero que entiendas mi letra, porque era y sigue siendo un desastre XD)

Sé que la historia te gusta, porque así me lo dijiste entonces, animándome a continuarla con ese gran entusiasmo tuyo. A pesar de todo, no seguí con ella, al igual que otras tantas cosas que las personas dejamos a medias por estar sumidos en nuestro atribulado día a día. Así que siento que lo menos que puedo hacer es darte la parte que te corresponde, para que al menos no caiga en el olvido.

Poco hemos sabido el uno del otro desde aquel verano, aunque no hace mucho que me he enterado de que has estado haciendo lo que te gusta durante estos años. Es lo mejor que puede ocurrirle a una persona, y me alegro de que te haya pasado a ti. No fueron muchos los días que compartimos luchando codo con codo por mejorar nuestra pequeña parcela del mundo, muchos menos de los que me hubiese gustado, pero... ¿sabes? Creo que la huella que una persona deja en tu vida no puede medirse sólo por el tiempo que compartes con ella, y son las personas de más valía las que, en encuentros así de fugaces, consiguen marcarnos.

Quiero decirte que eres una de esas personas, una de las que me hacen sonreír cuando pienso en ellas y llorar si sé que están mal. Permíteme que en este caso sólo sonría, por dos razones. Una, porque quiero devolverte alguna de esas sonrisas que regalabas a todo el mundo. La otra, porque aunque no sepa dónde estás ahora, sé que no has cambiado, y por eso no tengo duda alguna de que serás feliz.

Un abrazo muy fuerte, Miguel.

2 comentarios:

  1. David, disculpa la tardanza en publicar el post y gracias por dejarme aportar mi humilde granito de arena.

    Un abrazo.

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  2. Hola "AlmadeLobo".
    No hay nada que disculpar, sino que agradecer. Gracias a ti por compartir esos momentos con nosotros y no dudes en poner más cosas siempre que quieras (fotos, textos...).
    Espero que tu vena creativa siga fluyendo siempre.
    Gracias de nuevo y un abrazo muy fuerte para ti también.

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