lunes, 9 de marzo de 2009

En lo alto de un faro.


Soñar siempre es viajar. Pero esta noche el sueño es que realizaba un viaje. Quizá más una excursión. Mucha gente y sitios desconocidos. No recuerdo muy bien lo que pasaba. Sólo recuerdo que, de repente, buscaba a mi madre entre esos escenarios extraños.

A lo lejos veía un faro junto a la playa. Y, según me indicaban, ella estaba allí. Conforme me aproximaba al faro, veía que desde sus pies hasta la casi su luz se extendía una especie de escalinata repleta de personas. La distancia todavía era muy grande para distinguirlas, pero los que se encontraban a mi alrededor me señalaban la silueta que estaba justo en el centro y que miraba fijamente hacia mi posición. Decían que ella era mi madre.

Sí, parecía ella, pero al irme acercando me pareció ver que tenía el pelo muy suelto y ondulado… y lo que era más extraño, tenía bigote. Tarde en darme cuenta unos segundos, pero sin duda era Miguel. En cuanto le reconocí, comenzó a sonar una suave música junto al canto de los pájaros mientras su cara se me acercaba poco a poco hasta ocupar toda mi visión durante unos segundos. De ahí a un fundido a negro. Y me desperté.

Los pájaros que sonaban eran los de mi despertador y con la imagen del rostro de mi hermano, abandonaba la ensoñación para volver a la realidad. Hasta que el sueño desapareció dejándome una sensación agridulce.

Unas horas después me han llamado para participar en 50x15 (quiere ser millonario) el 24 de marzo.

Espero que Miguel me siga iluminando.

Un abrazo.

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